Comentario
A lo largo del Calcolítico y la Edad del Bronce, todo el Egeo proseguía su camino hacia el esquematismo de la escultura neolítica. Aquí y allá quedan múltiples figurillas de barro que iban en esa dirección. Sin embargo, en la zona central, las Cícladas van a protagonizar un salto adelante en el arte primitivo con la escultura en mármol, quizá el único aspecto conocido, a nivel general, del mundo cultural cicládico. El mármol de las islas, de calidad insuperable para su trabajo, de grano fino y muy compacto, fue prontamente empleado para la escultura, con un fin eminentemente funerario. Es en las tumbas de cista de las islas donde aparecen estas figuras, generalmente de reducido tamaño, sin sobrepasar normalmente los 30 centímetros, salvo un par de ejemplares de cerca de 1,5 metros, que hubo que romper por el cuello y las piernas con el fin de poderlos introducir en las tumbas.
Las formas artísticas, sin detalles marcados y con una tendencia general esquemática, de perfiles redondeados es, en parte, consecuencia de la técnica de trabajo empleada en su manufactura. Con escaso instrumental de cobre, el suave modelado de los ídolos cicládicos se conseguía a través del desgaste de la pieza de mármol con la piedra de esmeril. En la isla de Naxos se explotaban minas de corindón, carbón cristalino de inmejorable calidad, la piedra esmeril con la que se repasaba y pulimentada cada figura. A este efecto, resulta un verdadero estorbo cualquier mínimo detalle, prominencia o hendidura. Además de ello, la tendencia hacia el esquematismo propio de la primera mitad del tercer milenio tuvo como resultado el logro de una estatuaria de gran elegancia, tan del gusto actual.
En la evolución de la estatuaria cicládica existen dos grandes corrientes paralelas a partir de las esculturas neolíticas. Sendas líneas evolutivas corresponden, por un lado, a las siluetas esquemáticas del tipo denominado de caja de violín y por el otro, a las realistas.
El tipo de caja de violín tiene su etapa de epogeo en el Cicládico Antiguo I y parte del II, es decir, prácticamente toda la primera mitad del III milenio. Algunos ejemplares se mantienen hasta el Cicládico Medio, finalizando la serie en las placas recortadas de Filacopí (Milo) de hacia 1900 a. C. La serie realista o de brazos cruzados (folded-arm figurines), sin embargo, tiene su floruit en la etapa del Cicládico Antiguo II final y III, coincidiendo con el máximo esplendor de la talasocracia cicládica, entre 2400 y 2000 a. C. Los últimos ídolos de esta familia apenas alcanzarán la etapa del Cicládico Medio, en que las islas caen bajo la órbita de influencia minoica. El término realista, dado al segundo grupo, ha de entenderse en su sentido general, pues las esculturas cicládicas se caracterizan precisamente por la geometría de sus facciones y de los miembros del cuerpo, levemente marcados y sin ningún tipo de articulaciones. Conforme avanza el tiempo, las últimas estatuillas cuentan con algún detalle como ojos o bocas levemente insinuados. De anchos hombros y caderas estrechas, las figuras representan, en su mayor parte, a mujeres desnudas con los brazos cruzados sobre el estómago, poniendo el artista especial relieve en marcar el triángulo púbico y los senos. Con las piernas algo dobladas no son figuras que se mantengan de pie salvo en la serie final, la de los célebres músicos: el auletes o tocador de la doble flauta o el más famoso de todos, el tañedor de lira procedente de la isla de Keros. Estas líneas evolutivas se han de entender matizadas por las variantes regionales que se han identificado en la escultura cicládica, según los períodos de mayor influencia de unas islas sobre otras.
En general, estas figuras femeninas se han interpretado como representaciones de la diosa de la fertilidad, protectora de los muertos, o bien como amuletos acompañantes de los difuntos. Precisamente en este sentido, se ha relacionado estos ídolos con la costumbre egipcia de depositar ushebtis en las tumbas, figuras de sirvientes que atienden a las necesidades del difunto en el más allá. Otra teoría sugiere, sin embargo, el empleo de los ídolos cicládicos como sustitutos de sacrificios humanos o bien, como imágenes de antepasados cuya función sería la de psychopompoi o portadores del alma del muerto hasta el fin del camino en el otro mundo. La falta de excavaciones no permite aseverar nada más acerca de su carácter, dado el saqueo que han sufrido las tumbas cicládicas y la aparición casi exclusiva del material en los mercados de obras de arte.
Los ídolos cicládicos fueron muy apreciados ya en la etapa contemporánea a su fabricación, por lo que aparecen en grandes cantidades fuera del área de las islas Cícladas, sobre todo en tumbas cretenses, donde incluso prosperó una artesanía de imitación de este estilo.
En Creta, además de estas imitaciones, la escultura conoció otras realizaciones, sobre todo de estatuillas de animales y humanas, en marfil, hueso, piedra y barro cocido. La mayor parte de ellas son sellos figurados, con su parte inferior decorada con el motivo a estampar, por lo que son de reducidas dimensiones y, casi siempre, procedentes de las tumbas. Otro importante grupo son figurillas empleadas como exvotos y encontradas en los santuarios cretenses, sobre todo en cuevas o en picos sagrados.